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EXPOSICIONES PASADAS 2012 2023 · 2021/22 · 2019/20 · 2017/18 · 2015/16 · 2013/14 · 2012 · 2011 · 2010 · 2009 · 2008 · 2007 · 2006 · 2005 · 2004
Pionero del arte experimental español, Nacho Criado analiza en su obra el comportamiento material y la evolución física del objeto, sus aspectos procesuales y espaciales. Partiendo en la década de los 60 de principios formales minimalistas, evoluciona después hacia el empleo de materiales pobres y desechados de marcado carácter povera. Paralelamente desarrolla un profundo interés por lo conceptual, interrogándose por cuestiones como la relación entre la idea y su materialización formal, el paso del tiempo, la identidad o la condición híbrida de la práctica artística. El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo presenta la primera retrospectiva de este artista andaluz en su tierra, mostrando la variedad de medios y prácticas artísticas que utilizó. El título de la exposición surge de una declaración en la que Criado hablaba de la mínima incidencia del artista en la producción de su obra, lo que permitiría que el resto de los elementos del mundo la completaran a modo de agentes colaboradores. Una convicción que mantiene sus piezas como un elemento vivo, terminado como objeto pero inacabado como obra de arte. Las dos orillas de Agnès Varda bien pudieran ser el cinéma-verité y la nouvelle vague. Los años 60, en cualquier caso, con el foco puesto en la oposición entre lo teatralizado y lo no-teatralizado. También los convencionalismos de la sala de cine y de la sala de exposición. En ambas están las huellas de la artista, sus pisadas como registro del transitar por esas playas. Por eso su exposición en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo las tiene como puntos de referencia inclusiva: instalaciones visuales, pero también películas; obras recientes las primeras, trabajos de los años 60 y 70 las segundas. Chrissie Iles ha reflexionado, precisamente, sobre cómo en esos años se produce un desplazamiento de la imagen fija a la imagen en movimiento en la producción artística, al mismo tiempo que se cuestiona la sala de cine como espacio rígido donde el espectador tiene una única posición, generándose un cambio radical en su mirada, que ya no puede ser únicamente frontal, como en el teatro a la italiana. Y esto lo retoma Varda cuando en los años 2000 inicia lo que se podría denominar como su producción museística partiendo de dispositivos artísticos del pasado que, con una nueva mirada y la inclusión de la imagen en movimiento, son renovados.
El conceptual lingüístico ha sido tradicionalmente considerado como el núcleo duro del arte conceptual, que ha tenido a Joseph Kosuth y a Art & Language como principales exponentes. El arte como idea y el lenguaje como materia del arte podrían ser dos de sus máximas. Esta exposición, organizada mediante una selección de los fondos de la colección del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, intenta indagar en cómo estas propuestas y proposiciones se han ido ampliando tanto por parte de sus protagonistas, como retomadas desde diferentes ópticas por sucesivas generaciones de artistas hasta la actualidad. Como una gota que cae en una superficie de agua, las ondas expansivas que el conceptual lingüístico provocó desde mediados de los años 60 del pasado siglo no han dejado de ir ampliando su campo de acción, diluyéndose e integrando a su paso otros aspectos, como pueden ser la poesía visual, la canción como cuestionamiento del lenguaje y de la acción social, el libro, la biblioteca, las prácticas de archivo, la escritura, los textos y su ocultación… Estas diferentes ondas van conformando en esta muestra un recorrido a modo de deriva por estos círculos concéntricos.
Greenberg, en el texto del catálogo de esa exposición, señalaba como características principales de esta corriente la claridad y la apertura, destacadas en oposición al expresionismo abstracto (con su gestualidad y densidad), aunque como él mismo se encargaba de señalar, "no se trata de repudiar sus mejores logros" ya que muchos aprendieron y evolucionaron desde ahí. Pintura franca, por tanto, donde el color y lo pictórico priman frente a cualquier otra consideración, ya fuera esta de orden interpretativo o simbólico. Recuperar el título de 1964 para esta sesión expositiva del CAAC busca no sólo traer a la actualidad un término que merece la pena ser recordado por su influencia en la producción artística andaluza desde entonces y que la colección de esta institución ha sabido incorporar y estudiar, sino también señalar que literalmente ha existido una abstracción postpictórica, que ha ido más allá de la pintura en sí y que ha expandido lo pictórico abstracto a otros ámbitos, como por ejemplo el vídeo y el cine de exposición.
En las artes visuales del siglo XX se produjeron dos grandes logros artísticos que han supuesto una revolución similar a la que supuso la perspectiva en el Renacimiento. El primero, reconocido en las historiografías del arte, es la abstracción. El segundo es el movimiento, sólo más recientemente valorado, por medio del cine expandido, los filmes experimentales y el vídeo, pero también a través de la serialidad, las instalaciones, la pintura óptica, la animación y otros nuevos medios. Esta amplia exposición intenta conjugar estos dos grandes logros para estudiar un fenómeno característico, la abstracción y el movimiento, que ha tenido tres momentos históricos fuertes: los años 20 y 30, los años 60 y 70 y la actualidad (aproximadamente los últimos diez años), siendo los dos últimos períodos los que son aquí tratados. El proyecto expositivo en sí se divide en dos muestras que se superponen una en otra. Por un lado, la colección del CAAC en relación a su eje relacionado con la abstracción pictórica. Por otro, una exposición temporal centrada en la abstracción en movimiento. Ambas comparten el mismo espacio, alternándose, relacionándose entre sí y, en otras ocasiones, estableciendo oposiciones.
La serie de trabajos que Paloma Gámez (Bailén, Jaén, 1964) ha realizado expresamente para el CAAC con el título Violeta, remite directamente a otras dos series de pinturas, Verde y Rojo que, desde la abstracción, y a través de una meticulosa y personal investigación sobre el color y el espacio, la artista ha ido desarrollando a lo largo de los últimos años. Violeta propone un recorrido por diferentes espacios a través de cinco trabajos conectados entre sí y realizados con técnicas distintas: vídeo, impresión sobre papel, acrílico sobre tela y pintura sobre pared, finalizando con la invitación de la artista a acercarnos a la biblioteca del centro, en cuyo lucernario ha realizado una intervención con los mismos planos de color que se repiten en las salas. En la muestra, Paloma Gámez hace un uso crítico del espacio expositivo y arquitectónico, involucrando al espectador en una experiencia sensorial a través de la luz, del color y del espacio.
En enero de 1979, en plena Transición política española, nació en Sevilla Separata, una revista de literatura, arte y pensamiento. De carácter multidisciplinar y sin presupuestos ideológicos o estéticos previos, su pretensión era la vuelta a la unión de la cultura y se regía exclusivamente por criterios de calidad. La idea era profundizar en el fenómeno cultural, buscando referencias en la historia, a través de ensayos sobre filosofía, arquitectura, literatura, música y arte, a cargo de prestigiosos profesionales y artistas nacionales e internacionales. Con una austera presentación (José Ramón Sierra diseña la maqueta y las sobrecubiertas y Roberto Luna y Juan Suárez llevan a cabo el diseño gráfico), la revista integraba textos teóricos, poesía y dibujos inéditos de artistas contemporáneos. A lo largo de los seis números aparecidos antes de su disolución en 1981, Separata puso de relieve lo más destacado de la escena cultural española, abriendo paso a la década de los 80. Esta muestra ofrece una selección del extenso archivo de Separata, recientemente donado al CAAC.
La serie de obras que Ruth Morán (Badajoz, 1976) presenta en esta exposición han sido realizadas recientemente en su estancia en la Academia de España en Roma. La muestra está integrada por pinturas de temple vinílico y rotulador, todas de las mismas dimensiones, de idéntico fondo negro opaco, contra el que emergen flotantes y estratificadas composiciones blancas. El título de la serie, Psicografías, literalmente descripción de las facultades del alma, podría dar claves para entender el complejo mundo que construye Ruth Morán desde diferentes vertientes de la abstracción. Deudora de la tradición gestual de la llamada action painting, la artista afirma que trabaja desde el binomio de la emoción y la razón, algo que sintetiza en la superficie pictórica de sus obras en donde caos y orden alcanzan un perfecto equilibrio.
Tomando como punto de partida dos términos específicos de la industria de la música popular, remasterizaciones y grandes éxitos, ambos ligados a la reedición y revisión de obras del pasado, José Piñar (Granada, 1967) aborda desde el campo artístico una profunda reflexión sobre su obra producida a lo largo de los últimos 20 años. En esta exposición Piñar retoma trabajos del pasado y hace nuevas interpretaciones en gran formato de aquéllos fragmentos o imágenes que se fueron convirtiendo para él en hitos, dentro del continuo de su producción, siempre ligada a la abstracción. La instalación titulada irónicamente Grandes Éxitos, siguiendo con el símil musical, comprende una aglomeración de pinturas de diferentes años que José Piñar guarda en stock en su estudio. La amalgama de obras deja entrever bandas de colores superpuestas al azar en complejas composiciones espaciales que bien pudieran transmitirnos sentimientos encontrados del artista ante el acto creativo y la lucha por la supervivencia. La pintura de José Soto conecta con la abstracción iniciada en Nueva York a fines de los años cuarenta, especialmente con la llamada color-field painting o pintura de campos de color, tal como la entendió sobre todo Barnett Newman. Con él comparte inquietudes relativas al color y al espacio pictórico, y sobre todo un afán: que la pintura se represente a sí misma sin pretender describir, narrar o expresar. Soto recurre al lenguaje de la línea y el plano pero evitando que el rigor geométrico cercene el ritmo. Crea espacios frontales, sin jerarquía, en los que la exactitud convive tensa con el dinamismo y a ello coopera eficazmente el color. En un sostenido diálogo con la pintura, busca matices inusuales: colores que desafían al nombre y que alternativamente hacen avanzar la superficie del cuadro o la remansan en profundidad. Su trabajo tenía pendiente un reto: la escala, el formato capaz de envolver al espectador, en dos o tres dimensiones. A este reto responde la obra reciente que se expone en esta muestra.
Las diversas exposiciones y actividades de la sesión Acumulaciones de memoria abordan estos temas desde diversos ángulos y aproximaciones. La exposición de media carrera de Rafael Agredano tiene a la memoria de un lugar y a personajes conocidos de la cultura andaluza ya desaparecidos como inicio y fin de su recorrido. Maryam Jafri trabaja, entre otras cuestiones, sobre el momento justamente posterior a la independencia colonial. Mientras Catarina Simão investiga, mediante prácticas de archivo, sobre el papel del cine en el Mozambique postcolonial. Por su parte, Fiona Tan nos habla de viajes relacionados con la memoria, el tiempo y el colonialismo, por medio de determinadas representaciones. Por último, La idea de América Latina -como exposición colectiva- no sólo hace referencia a la "herida colonial" y al vínculo con ella de la historia de La Cartuja, sino también a la construcción de un imaginario cultural y geográfico como herencia del colonialismo. La idea de América Latina es una exposición que busca indagar en un concepto geográfico y mental basado en la expansión colonial europea a partir de las ideas vertidas en el ensayo de Walter D. Mignolo del que toma su título. La razón principal de organizar esta muestra parte del lugar desde el que se piensa el proyecto expositivo: el Monasterio de la Cartuja -donde estuvo enterrado Cristóbal Colón y desde donde preparó su segundo viaje a América- y, como marco más general, Sevilla -una ciudad clave en el inicio del colonialismo europeo de la Edad Moderna y que estableció fuertes vínculos de dominación comercial y cultural con ese "nuevo continente". El viaje como forma de unión y conocimiento, el pasado precolonial revisitado y reinterpretado, las reacciones frente a colonialismos más recientes procedentes del Norte y la concepción del continente entero y su partición en dos como resultado de las diferentes herencias imperiales europeas, son algunas de las motivaciones que los artistas reunidos en este proyecto han desarrollado. La obra de Fiona Tan analiza la relación entre memoria, tiempo e historia. La artista, que ha participado en importantes exposiciones internacionales como la 11 Documenta de Kassel y las Bienales de São Paulo, Estambul, Sidney o Yokohama, intenta que sus trabajos dialoguen críticamente con los espacios y arquitecturas en los que se presentan, en este caso el Monasterio de La Cartuja de Sevilla, un lugar que jugó un papel fundamental en la expansión colonial europea, pues fue aquí donde Cristóbal Colón preparó su segundo viaje a América. En sus propuestas, Fiona Tan explora los mecanismos que determinan nuestra manera de interpretar las representaciones de los demás y trata de desvelar lo que hay detrás, y también más allá, de los límites de la imagen. En esta exposición -que se estructura en torno a tres grandes vídeo-instalaciones: A Lapse of Memory (Un lapso de memoria), News from the Near Future (Noticias del futuro cercano) y Thin Cities (Ciudades diluidas)- el hilo conductor es la idea de hacer un viaje –como viajero o como inmigrante– en el tiempo o en el espacio.
El interés de Maryam Jafri por las relaciones coloniales y postcoloniales viene acompañado de una investigación basada en un enfoque interdisciplinar que aúna cine y teatro, guión y documento. Jafri aborda el papel que juega la historia tanto en el desarrollo de la conciencia nacional, como en la creación de la identidad individual y personal, analizando las fronteras entre hecho y ficción, entre historia y mitología. Su modo de proceder nunca pretende ser moralizador, sino rechazar, de forma analítica y abierta, la mirada colonial. La autora descubre los momentos políticos actuales en la historia documentada en las imágenes e introduce un proceso de percepción que también comienza a cuestionar de forma crítica las políticas de representación de hoy en día.
En su proyecto Fuera de campo - archivo de cine de Mozambique, que se inició en 2009 y ha sido presentado en instituciones artísticas y seminarios en Lisboa, Oporto, Maputo, Viena, Londres, París, Barcelona, Ámsterdam y Murcia, Catarina Simão (1972) intenta alinear las narrativas de diferentes formas de condición post-colonial desde la premisa de que sólo a partir de la acumulación puede iniciarse una nueva topología de la imagen: la que emerge del equilibrio creado como respuesta al inevitable fracaso de la recuperación de una versión unívoca de los hechos. Su objetivo no es mostrar las actas históricas del cine de propaganda socialista en Mozambique, sino evocar, a partir de este fracaso inicial, una nueva forma de socialismo, la que resulta del montaje de diferentes propuestas de lo real en un mismo plano de comienzo. Una fórmula que rechaza la resolución de conflictos y se abre a las paradojas convocadas por la memoria codificada a través de las imágenes.
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