Trionfo della rappresentazione (Triunfo de la representación), 1984
Litografía y collage
Fotografía: Michael Wagener
Las instalaciones y obras gráficas de Giulio Paolini tratan de las reglas
de la visión y de las formas en que éstas determinan la producción y recepción
del arte. Paolini convierte en tema de su trabajo la mirada subjetiva supeditada
al emplazamiento del autor y del espectador, a su experiencia anterior y
sus expectativas, a la habilidad para diferenciar que nace de su capacidad
de recordar. Desde el Renacimiento la percepción ha estado regida en el
arte occidental por el esquematismo de la perspectiva central. A partir
de entonces nuestra visión ha venido determinada por la idea del cuadro
como ventana a un mundo de imágenes complementario de nuestro mundo real.
Paolini nos demuestra cómo esa convención sigue condicionando hasta el día
de hoy nuestra percepción del arte.
Las obras de la serie Triunfo de la representación siguen un programa. Los sirvientes presentan el arte igual que en una casa de subastas, mostrando de manera impersonal partes de la obra del artista ausente. En la litografía y collage de 1984 dos de estos criados se sitúan de pie sobre la línea inferior del marco rectangular del dibujo sosteniendo entre ambos una caja volumétrica en perspectiva, dentro la cual a su vez otros dos sirvientes de tamaño más reducido soportan un fragmento de la foto de un atardecer. Por toda la superficie de la obra aparecen desperdigados trozos de este paisaje sin ninguna pretensión de organización en perspectiva. En los pedazos de fotografía se distinguen además fragmentos de yeso de una estatua no reconocible, poniendo así de manifiesto que los conceptos tradicionales de arte han saltado hechos añicos.
En la serie de 1986 los criados sostienen pequeñas cajas volumétricas donde van insertos collages, que en la tercera de las imágenes aparecen recubiertos de láminas de dibujo vacías. Otras tres hojas, dispuestas en perspectiva a distinta escala y por tanto de diferentes tamaños, giran en torno a un centro ocupado por un proyector de diapositivas. Aunque no vemos ninguna imagen proyectada por él, el enfoque sobre el aparato deja claro que ese neutro “proyector de imágenes” ha reclamado para sí el lugar central antes ocupado por el artista. En la superficie de las litografías se muestran como coordenadas líneas diagonales al cuadro, y en la tercera hoja se incluyen dentro de éstas otras horizontales y verticales. Las líneas de fuga convergentes en el “punto central” del esquema de perspectiva aparecen dibujadas junto a las líneas de horizonte y las verticales que nos localizan en el mundo. Entre estas líneas se sitúan también los sirvientes dibujados pictóricamente, sin mayor necesidad de detalles espaciales. La “plasticidad bidimensional” y el “realismo tridimensional” entran de ese modo en competencia.
Immacolata Concezione (senza titolo / senza autore) (Inmaculada Concepción,
sin título/sin autor), 2008
Litografía, 49 × 61 cm.
En esta Inmaculada concepción (sin título / sin autor) de 2008
Paolini hace referencia a Ernst Mach (1838-1916) y a Maurice Merleau-Ponty
(1908- 1961), según los cuales siempre percibimos nuestro cuerpo cuando
miramos hacia el mundo y por lo tanto siempre nos colocamos en el centro.
Si por ejemplo miramos alrededor de nosotros con un solo ojo veremos como
a través de un marco formado por la órbita, la nariz y el pómulo. A través
de ese marco Paolini dirige directamente la mirada hacia el célebre dibujo
que acompañaba la demostración de Mach del campo de visión monocular, justo
como si el dibujante hubiese acabado de fijar sus observaciones. Después
inserta en el campo mayor de visión pequeñas cuartillas de dibujo que se
distribuyen en distintos planos y llegan a rebasar la propia superficie
del grabado. Este grabado es a su vez sostenido por dos manos reproducidas
con nitidez fotográfica dentro de un plano oscuro que funciona como marco.
Paolini combina en su litografía los procedimientos de la fotografía, el
dibujo y el collage. Por otro lado complementa la mirada subjetiva monocular
con hojas de dibujo en las que aparece el esquema de un rectángulo y cuyos
planos deberían estar a distintas alturas si se pretendiese situarlas en
el espacio real. Y por último está la hoja en la que va incluido todo, ofrecida
a nuestra contemplación por parte del artista. Mediante estos solapamientos
se hace evidente que las imágenes son siempre construcciones; que el orden
dentro de una superficie pictórica no tiene por qué ser necesariamente homogéneo,
y que no nos apoyamos en convenciones sólidas cuando afirmamos que la mirada
hacia “el interior” de un cuadro ha de organizarse necesariamente de modo
paralelo a la realidad. Las imágenes acreditan su propia realidad.
Giulio Paolini (1940), vive en Turín.
Exposición: Artistas
Cuenta con el patrocinio de Pro Helvetia
MÁQUINAS DE MIRAR. O cómo se originan las imágenes
es una exposición que se enmarca en el proyecto Tácticas
visuales / Visual Tactics y cuenta con el patrocinio del programa
Cultura de la Comisión Europea.