Forty One (Cuarenta y una), 2007
Cráneo con 41 estrellas taladradas, vitrina-peana de cristal, espejo, 175
× 35 × 35 cm.
Cortesía de Douglas Gordon y Galerie Yvon Lambert, París
La obra de Douglas Gordon es oscura, morbosa, autorreferencial. En sus trabajos
levanta acta y desarrolla una exhibición de metamorfosis destructoras del
propio cuerpo. Desde hace años Gordon viene coleccionando cráneos en los
que talla una estrella de cinco puntas por cada año cumplido. Estos cráneos
se nos aparecen repetidamente dentro de contextos variables. La figura de
la estrella alude a la célebre foto que Man Ray tomó de Marcel Duchamp en
1919, en la que se ve una tonsura en forma de estrella de cinco puntas,
probablemente un gesto anticlerical.
La Iglesia católica interpreta la tonsura como apertura simbólica de la cabeza a la comunicación con lo sagrado. En Forty One de Gordon la calavera yace con sus cuarenta y un orificios estrellados en el fondo de un alto contenedor de cristal y mira con cuencas vacías a su imagen en el espejo. En la obra se activa la asociación de los motivos del reflejo de uno mismo en el agua y en el espejo, los deseos narcisistas de fusión con el propio yo, pero también de visualización de la imposible entrada al otro lado del espejo.
Tal vez el recuerdo de una escena del film Orfeo de Jean Cocteau —aquella
en la que el cuerpo de Jean Marais acaricia el reflejo de su imagen en el
momento de entrar en otro reino— nos apercibe de que solamente la materia
muerta puede alcanzar un vínculo tan íntimo con la imagen de un espejo.
Douglas Gordon (1966), vive en Glasgow, Berlín y Nueva York.
Exposición: Artistas
Cuenta con el patrocinio de Pro Helvetia
MÁQUINAS DE MIRAR. O cómo se originan las imágenes
es una exposición que se enmarca en el proyecto Tácticas
visuales / Visual Tactics y cuenta con el patrocinio del programa
Cultura de la Comisión Europea.