DAIDO
MORIYAMA. RETROSPECTIVA DESDE 1965.
Al haber permanecido relativamente al margen del mercado, Moriyama se ha convertido en una figura de culto muy respetada y admirada en el medio fotográfico internacional. Por lo general, toma las imágenes con una cámara compacta de 35 mm, utilizando poco el visor y presentando los resultados positivados en blanco y negro. Las 5.758 fotografías que se incluyen en la publicación que reúne en cuatro volúmenes sus obras completas hasta 2003, dan cuenta de los lados oscuros de la vida urbana, de aquello que se oculta tras la deslumbrante escenografía consumista que la sociedad del espectáculo ha impuesto en las ciudades contemporáneas, diluyendo las diferencias entre unas y otras. Sus obras también nos recuerdan que la mirada urbana es, a menudo, nostálgica y que por ello busca fuera de la ciudad lo que teme que ya nunca podrá encontrar dentro. La belleza no le interesa. En su obra, la actividad cotidiana nunca cesa y mientras unos salen a la calle a buscarse el sustento, otros regresan exhaustos de la noche agotada. Moriyama entiende la práctica fotográfica como una manifestación artística autónoma y portadora de una serie de "peculiaridades que la hacen independiente, soberana de su propio campo de expresión y con posibilidades inéditas no soñadas ni explotadas por otras artes más antiguas en el tiempo". La fotografía de Daido Moriyama es callejera. Hábil y experimentado captor de ese sin fin de momentos de evanescencia que la calle ofrece, durante cuatro décadas ha ido dando cuenta a modo de relato cíclico de la heroicidad anónima de muchos gestos cotidianos. Los protagonistas de sus fotografías son casi siempre seres anónimos: transeúntes sin nombre que esperan, marchan o se alejan. Gracias a su forma de mirar y de reproducir lo captado, vemos y comprendemos que la soledad es ternura y que los retratos colectivos pueden ser a la vez tristes y dulces. El mismo autor afirma: "la fotografía es una acción de 'fijar' el tiempo y no de 'expresar' el mundo. La cámara es una herramienta inadecuada para extraer la visión del mundo o la de la belleza. Si un fotógrafo intenta incorporarse felizmente al mundo usando la perspectiva tradicional con la cámara, terminará cayendo en el agujero de la 'idea' que ha excavado por sí mismo. La fotografía es un medio que solo existe fijando momentáneamente el 'descubrimiento' y la 'cognición' que se encuentran en el imparable mundo exterior".
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